El valor de las páginas de destino es incalculable para nuestro negocio, es el sitio de conversión ideal, ya sea para dejar un lead, hacer una compra, inscribirse a una newsletter , etc… Y lo más importante, debe estar preparada para convertir.
Toda landing page tiene dos partes, la parte superior de la página que es lo que nuestros usuarios ven de inmediato y la parte inferior, que es a donde se desplazan.
Empezamos por la parte superior. En cinco segundos nuestros clientes deciden si podemos ayudarles o no, por lo que debemos dejar claras nuestras acciones y lo que nuestro negocio les puede ofrecer.
Dividimos nuestros esfuerzos en 5 partes, cada una destinada a una función:
- Título: dejamos claro el valor que proporciona nuestro producto. Explica lo que haces, utiliza ganchos y dirígete a tu nicho.
- Subtítulo: explicamos cómo proporcionamos ese valor e introducimos el producto.
- Elemento visual: dejamos que el usuario visualice la valía del producto. Lo ideal es mostrar el producto en todo su esplendor -acercándose lo máximo posible a la realidad-.
- Prueba social: hacemos creíble la valía que hemos mencionado. Agregar credibilidad al valor que prometemos es esencial para el posterior desplazamiento del usuario.
- CTA: necesitamos tener un claro call to action que facilite dar el siguiente paso.
Con estos tips ganaremos la atención del cliente, pero, ¿y la compra? Aquí llega el desplazamiento, donde conseguiremos la venta de nuestros productos. En esta segunda parte os recomendamos cinco cosas:
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Concreta el valor:
Es lo primero que debemos hacer, concretar dicho valor que hemos mencionado al principio aportando características, pero no te olvides de las objeciones, revisa las recurrentes y usa tus propias palabras para manejarlas.
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Segunda prueba social:
Con una no basta, debemos dejar constancia de lo que les estamos intentando vender. Esta prueba social tiene más que ver con inspiración que con credibilidad, algo que ya hemos constatado en la primera parte. Esta acción inspiradora puede ser un apartado de clientes satisfechos, por ejemplo.
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Ata cabos sueltos:
introduce un apartado de preguntas frecuentes donde el usuario pueda resolver sus dudas, incluso antes de tenerlas.
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Repite tu llamada a la acción:
introduce un segundo CTA. Esta vez, en vez de introducir únicamente un botón, recuérdale al cliente por qué está haciendo clic.
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Haz memorable la experiencia:
La mejor opción es incluir una nota del fundador. Ponerse en su piel, explicar el problema, hacerlo propio y mostrar un final feliz que acabe con una imagen del founder con su firma ayudan, creando una experiencia completa para el usuario.
“Nuestra página de destino es nuestro argumento de venta”. Examina cada elemento y respóndete a ti mismo, ¿me ayuda a vender?