La misma revolución económica que ha derribado gigantes de los medios de comunicación, el pequeño comercio y la energía llegará también a la enseñanza superior, y lo hará muy deprisa.
Las universidades tienen un reto importante en la actualidad: la necesidad de reinventarse. Esto se debe a varios factores, como la creciente competencia en el mercado educativo, la rápida evolución de la tecnología y el cambio en las necesidades y expectativas de los estudiantes.
A medida que el cambio tecnológico exponencial se acelera, muchas universidades se enfrentan al peligro de la sustitución y corren el riesgo de no sobrevivir a la transformación digital. Los modelos de educación a distancia han alcanzado la madurez y han demostrado ofrecer una educación de alta calidad a un costo significativamente menor.
“Amazon o Meta competirán con las universidades y muchas no van a sobrevivir”.
ーCarles Ramió, catedrático de Ciencias Políticas y Administración Carles Ramió
Cada vez es más común detectar como muchas de las universidades de toda la vida no ofrecen al mercado la educación necesaria para los nuevos puestos de trabajo que demanda el mundo laboral actual.
Las grandes tecnológicas están cada vez más involucradas en el mundo de la educación. Con sus plataformas y tecnologías avanzadas, estas empresas ya ofrecen soluciones educativas que pueden ser más efectivas tanto para empresas como estudiantes. Además de ser mucho más asequibles.
Este nuevo paradigma plantea un reto importante para las universidades, ya que pueden perder su relevancia y su cuota de mercado en el mercado educativo. De hecho, es posible que muchas universidades no sobrevivan a esta competencia creciente.
Así, hoy podemos observar las tensiones entre dos facciones opuestas dentro de la educación superior:
Los tradicionalistas (sobre todo en la élite), que observan el constante aumento de los precios y el perfil actual de la demanda y afirman que el modelo es seguro.
Los revolucionarios, que, ante el descenso de la natalidad, la presión sobre la accesibilidad económica, los costes y beneficios de la digitalización y la aparición de nuevos competidores, afirman que el modelo actual está sometido a una presión existencial.
La realidad es que la reinvención no es un proceso fácil para nadie, y las universidades no son una excepción. Estas instituciones con siglos de historia a sus espaldas, tienden a encontrarse atrapadas en sus propios supuestos y estructuras actuales, lo que dificulta su capacidad para adaptarse y cambiar.
Para sobrevivir, las universidades tendrán que innovar para acomodarse a un futuro que exigirá tanto títulos académicos como las microcredenciales, capacidades intelectuales clásicas y aptitudes más relacionadas con el empleo, el aprendizaje sincrónico y asincrónico y modelos de enseñanza híbridos que combinen la educación presencial y en línea..
Lo que parece claro es que, si en diez años acceder a contenidos educativos es como Netflix hoy en día, donde accederemos a catálogos infinitos de contenidos educativos de los mejores profesores y la inteligencia artificial se encargará de adaptarlos a nuestro nivel, preferencias y objetivos de carrera, no todas las universidades actuales sobrevivirán.
Quiero terminar este post con una cita que me encanta, Es de Shai Reshef, profesor israelí fundador de la Universidad del Pueblo (UNIVERSITY OF THE PEOPLE, una universidad en línea gratuita para estudiantes de todo el mundo:
“ La tecnología conseguirá que la enseñanza superior deje de ser un privilegio de unos pocos para convertirse en un derecho de todos. El abaratamiento de Internet y de las telecomunicaciones inalámbricas ha dado lugar a tres realidades importantes en relación con la enseñanza superior: i)el acceso a la educación es un derecho humano; ii) la libertad de información es una libertad universal; y iii) la mayoría de la gente está naturalmente dispuesta a ayudarse mutuamente, como demuestran las redes sociales.
Puede que lo que dice sea una utopía, pero me da igual. Me gusta.