En una carta abierta publicada en Twitter, Musk explicó su visión a los anunciantes y les pidió que permanecieran en su plataforma: "Obviamente, Twitter no puede convertirse en un caos en el que se pueda decir cualquier cosa sin consecuencias. Twitter aspira a ser la plataforma publicitaria más respetada del mundo, capaz de potenciar tu marca y hacer crecer tu empresa".
Qué está pasando realmente en Twitter
El problema es que internet tenía otros planes. Según el Network Contagion Research Institute (NCRI), el uso de la "N word" (el insulto racista prototípico en EE. UU.), aumentó un 500% en las 12 horas siguientes al anuncio de Musk sobre la compra de Twitter. A su vez, el Washington Post informó de ordas de trolls unidas para probar los límites de las políticas de moderación del nuevo Twitter.
La situación escaló hasta el punto que LeBron James tomó cartas en el asunto. El campeón de la NBA tuiteó lo siguiente:
"No conozco a Elon Musk y, a decir verdad, no me importa quién es el dueño de Twitter. Pero diré que si esto es cierto, espero que él y su gente se lo tomen muy en serio porque esto da miedo. Tanta maldita gente inadaptada diciendo que el discurso del odio es libre".
Ante esta situación, Musk y su equipo se defendieron con datos. Según estos, el problema del discurso de odio en Twitter tiene su raíz en cuentas falsas. Los conocidos bots tan usados por los partidos políticos para crear climas de confrontación entre los ciudadanos.
Mientras todo esto sucede, mientras se asienta la tormenta en Twitter, algunas empresas han suspendido su gasto publicitario en la plataforma. Quieren ver si el contenido inapropiado y odioso se va de las manos bajo la nueva propiedad de Musk.
El fundador del gigante publicitario WPP y presidente de S4 Capital, Martin Sorrell, dijo:
"Todavía no está claro por parte de Elon Musk dónde está la moderación. Los clientes no quieren conflictos, no quieren controversia. Quieren un entorno estable, y lo que hemos visto en la última semana más o menos es demasiada inconsistencia".
En la misma linea, Morning Brew informó la semana pasada que otra de las “Cuatro Grandes” agencias mundiales, Interpublic Group (IPG), ha recomendado a sus clientes pausar temporalmente el gasto publicitario en Twitter.
Los temores de los anunciantes se agravaron cuando Musk lanzó un tuit en el que cuestionaba la naturaleza del violento ataque a Paul Pelosi, el marido de la presidenta de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi.
Musk luego borró el tuit, pero el daño ya estaba hecho: "Hay una pequeña posibilidad de que haya más en esta historia de lo que parece." mientras incluía un link a un artículo que afirmaba que el atacante era alguien que Paul Pelosi conoció en un bar gay.
Qué vemos en la bola de cristal
Lo que está claro es que hasta que Musk no establezca un enfoque más concreto para la moderación de contenidos de Twitter, los ingresos de la compañía estarán en la cuerda floja.
Vermos qué nos depara está nueva etapa de Twitter, guiada por el autoproclamado salvador de la humanidad y absolutista de la libertad de expresión. Nosotros tenemos las siguientes preguntas:
¿Conseguirá eliminar las cuentas falsas? ¿Conseguirá que los usuarios de Twitter estén ligados a perfiles personales, y por ende, sean responsables de sus palabras? ¿Conseguirá hacer rentable Twitter?
No lo sabemos, pero cerramos con nuestra predicción:
Twitter seguirá siendo relevante para la discusión política y las nuevas plataformas que ahora suenan como alternativa no conseguirán ser más que pequeñas anécdotas.