Sabemos que de entrada suena ridículo, pero si le das una vuelta se parece mucho a un club social, algo así como el Soho House en Londres o el Club Matador en Madrid. Flyfish apuesta porque la gente compre sus NFT como una forma de mostrar su estatus social. Lo mismo que cuando compras un Mercedes o un Rolex.
El concepto es el siguiente:
Necesitas ser dueño de un NFT de Flyfish para poder comer en el restaurante. Y si quieres comer en su omakase (palabra japonesa que significa "confiar" o "ponerse en las manos del chef"), tienes que tener uno todavía más exclusivo.
Es decir, un restaurante basado en el concepto de token del que nos hablaba Diego Soroa hace unas semanas.
Eso sí, un token con mercado secundario. Los NFT salieron a 2,5 ETH cada uno (8.300 dólares). Hoy ya se venden por 6,63 ETH (22.000 dólares).